siempre la paz

Ante la escalada belicista, siempre la paz

Madrid acoge la cumbre de la OTAN en un contexto mundial de preocupante belicismo.

El Gobierno español se ha comprometido a aumentar en 12 mil millones de euros los gastos militares, lo que llevará a alcanzar el 2% el PIB en la próxima década. El presupuesto para las guerras aumenta mientras las políticas de paz -como la de cooperación, sanidad o educación- continúan debilitadas.

La apuesta por la diplomacia, el diálogo, la cultura de paz y la prevención de conflictos violentos debe situarse en el centro de las decisiones políticas. De no ser así, las consecuencias para la población mundial serán aún más graves de las que ya se están produciendo.

Pedir la paz es la única opción aceptable para garantizar la vida del planeta y evitar la guerra a las futuras generaciones. Los gobiernos apelan al realismo para justificar la fuerza de las armas; pero esta opción no es la solución.

Nosotros, los pacifistas, somos los realistas;

nosotras, las pacifistas, somos las realistas.

 

Pedimos al Gobierno un giro radical de la política exterior y demandamos:

  • El freno a los presupuestos militares. Es urgente frenar la escalada armamentística y garantizar que el dinero público se destine a políticas que garantizan los derechos humanos y seguridad colectiva, el desarrollo social y económico, la transición ecológica, la cooperación y la cultura de paz.
  • La adhesión al Tratado sobre la Prohibición de Armas Nucleares, tal y como apoya el 89% de la población española.
  • La priorización de la diplomacia para la solución de los conflictos. Es necesario abogar por el diálogo, la seguridad humana y el multilateralismo. El respeto por el derecho internacional y humanitario debe ser garantizado.
  • El fomento de los discursos de paz. Es urgente desarmar la palabra; tanto por parte de responsables políticos como por los medios de comunicación. Los medios públicos deben fomentar el periodismo preventivo y el de paz deben ser promovidos con el fin de explicar con rigor las causas de los conflictos y sus conexiones con fenómenos globales como el agotamiento de las materias primas y la subida de precios. Es necesario también un periodismo de soluciones en el que se expliquen las alternativas pacifistas que demuestran que otros modelos son posibles.
  • La promoción de los procesos de prevención, convivencia y cultura de paz. Procesos que deben ser apoyados por los Estados y las instancias internacionales y que deben contar con el protagonismo de las sociedades civiles implicadas; especialmente, las mujeres, quienes en todo el planeta y tal como reconoce la resolución 1325 de Naciones Unidas, han demostrado su enorme contribución a la paz. Es necesario apoyar a la diplomacia ciudadana con el fin de contrarrestar los discursos de odio y visibilizar las iniciativas colectivas pacifistas.
  • La consolidación de las políticas de paz, cooperación y desarrollo, en coherencia con otras políticas públicas. Urge poner en el centro la sostenibilidad de la vida y fortalecer la diversidad de agendas (feministas, decoloniales, antirracistas, ecologistas, pacifistas…) para la construcción de alternativas socioeconómicas.
  • El desarrollo de políticas de acogida integrales, que garanticen una protección y acompañamiento a las personas refugiadas para que puedan desarrollar sus proyectos de vida en el país de acogida.
  • La derogación de la Ley Mordaza con el fin de proteger la libertad de expresión y reunión en España, y la celebración de movilizaciones a favor de la paz.
  • El fomento de la educación para la ciudadanía y la justicia global. Es esencial promover una educación que explique con rigor las causas de las violencias, las propuestas sociales alternativas y la cultura de paz.
  • El cuidado del ecosistema de la paz. La guerra es el último y terrible paso de un camino de crecientes conflictos que deben ser enfrentados desde su origen. Es necesario evitar las violencias estructurales que pueden derivar en conflictos.

Siempre la paz

Pedimos también a la ciudadanía que no se deje arrastrar por este clima belicista, lo denuncie y se sume a las diversas iniciativas que se están promoviendo desde el pacifismo.

Las organizaciones de paz, derechos humanos y desarrollo trabajamos para construir relaciones, organizaciones e instituciones diferentes y para construir un mundo distinto. Pedir, nombrar, construir la paz no es naif, ni utópico, ni de hippies, ni de cobardes: es la única opción aceptable para garantizar la vida del planeta y evitar la guerra a las futuras generaciones. Los gobiernos apelan al realismo para proponer que la fuerza de las armas es la única vía para afrontar los conflictos; pero esta opción no es la solución. La militarización de las relaciones internacionales no evita las guerras sino que las promueve. Como decía Martínez Guzmán, nosotros los pacifistas somos los realistas, nosotras las pacifistas somos las realistas.

 

 

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