La UE y Alianza por la Solidaridad apoyan a 4.600 personas desplazadas por el conflicto en Colombia

El compromiso de la Unión Europea con los desplazados por el conflicto en Colombia ha permitido a Alianza por la Solidaridad que un total de 4.594 personas hayan recibido una asistencia que les ha permitido reasentarse en condiciones dignas en los nuevos lugares de residencia, a los que llegaron tras tener que salir de sus territorios. En estos momentos, se calcula que hay unos cinco millones y medio de personas en esta situación en el país.

Como recuerda la Delegación de la UE en Colombia, durante las últimas cuatro décadas, la población civil colombiana se ha visto directamente afectada y de muchas formas por el conflicto armado interno: amenazas, secuestros, desapariciones, reclutamiento forzoso, asesinatos, riesgos de accidentes con minas antipersona, fumigaciones y, sobre todo, por desplazamiento y confinamiento. Muchos colombianos no han tenido otra alternativa que abandonar sus hogares y medios de subsistencia.

Gracias al convenio firmado con la Oficina de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la UE  (ECHO, por sus siglas en inglés), que ha tenido una vigencia de un año (del 1 de septiembre de 2014 al 31 de agosto de 2015), la organización ha podido proporcionar una primera asistencia a todas estas personas en los municipios de Buenaventura (Valle del Cauca) y en Tumaco (Nariño), donde su situación es de gran vulnerabilidad ante las dificultades del Estado para poder atender a toda la población desplazada.

Este programa de ayuda, que ha requerido 651.686 €, de los que ECHO aportó 620.000 €, ha ido dirigido concretamente a familias que hacía menos de seis meses habían sido desplazadas y que aún no habían recibido ninguna ayuda pública en Colombia.

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Barrio de desplazados de Tumaco (Nariño), con beneficiarios del convenio.

En total, en esos 12 meses a 1.022 personas se les facilitó vales para la adquisición de alimentos, lo que les ha permitido tener un margen de tiempo de seguridad alimentaria hasta estabilizarse en su nueva situación. Asimismo, se les proporcionó agua potable y unos kits de higiene básicos de los que carecían.

Hay que tener en cuenta que muchas de estas familias desplazadas se reasientan en barrios (en el caso de Tumaco, en palafitos sobre lo que eran manglares y en Buenaventura en barriadas) donde no hay canalizaciones de agua públicas, por lo que la única disponible es el agua de lluvia (no potable) o la que se compra a un coste elevado.

Por esta razón, Alianza también puso en marcha con este convenio diferentes acciones encaminadas a mejorar su derecho humano al agua:

  • 1.087 personas  se les financió la construcción de sistemas de canalización comunitarios y familiares o les distribuyó filtros de agua, acciones se ha logrado disminuir drásticamente las enfermedades estomacales entre los desplazados, especialmente entre los menores.
  • A 602 personas se les mejoraron los sistemas de saneamiento básico de sus viviendas.
  • A 818 personas se les formó en talleres o reuniones específicas para que sus prácticas de higiene y sus hábitos fueran más saludables en su nuevo entorno.

Gracias a este convenio, Alianza también pudo apoyar a 289 miembros de la comunidad indígena Wounam Nonam, que a finales de 2014 llegaron a Buenaventura tras ser desplazados por el conflicto armado y que fueron alojados en un polideportivo de la ciudad y otros albergues temporales. La organización les proporcionó vales para que pudieran tener acceso a alimentación durante un mes, un complemento a la ayuda que se les facilitó desde la  Unidad de Atención y Reparación Integral a las Víctimas (UARIV).

Si importante fue la ayuda material, no menos fundamental ha sido la orientación y asesoramiento jurídico que se ha brindado a 494 personas desplazadas, que debido al cambio de circunstancias tienen difícil acceso a toda la información que les permite acceder a las ayudas disponibles. A 332 de ellas, además, se les acompañó con ayuda la psicosocial que precisaban debido a sus especiales circunstancias, en muchos casos madres solas con varios hijos e hijas a su cargo.

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Barrio de desplazados de Tumaco (Nariño), con beneficiarios del convenio.

El convenio con ECHO, además, ha hecho posible que 1.358 niños y niñas recibieran material escolar, ante las carencias que tenían debido al cambio de sus situaciones personales por el desplazamiento y a la falta de recursos económicos de sus familias para afrontar estos gastos.

En zonas de riesgo de ambos municipios, fundamentalmente rurales, más de un millar de escolares (1.064, en concreto) recibieron formación para poder prevenir accidentes por minas antipersona y otros artefactos de guerra peligrosos que hay en el territorio. Sólo en 2014, en Nariño ha habido 14 accidentes con minas, siete de ellas en Tumaco. Para ello, Alianza trabajó con los docentes, que luego transmitieron esa información a sus alumnos, y también lo hizo con líderes de las comunidades afectadas por este problema.

La solidaridad europea con las víctimas del conflicto armado en Colombia tiene sus orígenes en 1993 cuando la Comisión inició sus primeras operaciones humanitarias de emergencia dirigidas a aliviar la situación de los desplazados. En 1997 , la UE comenzó a trabajar de una forma sistemática y anual, programando la ayuda humanitaria por medio de Planes Globales, que son yoy la operación humanitaria más importante de la Comisión Europea en el continente.

Alianza localizó a las familias susceptibles de recibir la ayuda de ECHO durante este año gracias al apoyo de la Unidad de Atención y Orientación, el Enlace Municipal de Víctimas en Tumaco, la UARIV  y la Defensoría del Pueblo de Buenaventura. Fueron estas instituciones quienes facilitaron los nombres de quienes cumplían los requisitos para ello.

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